MOVILIDAD
SEGURA



Los peatones somos los conductores de nuestro propio cuerpo. De ahí, nuestra vulnerabilidad ante un atropello. Tampoco, podemos olvidarnos de los discapacitados éstos, como peatones que son, al igual que los mayores, tienen más riesgos e impedimentos, así como una mayor dificultad para recuperarse en caso de sufrir lesiones. Seamos tolerantes y solidarios con ellos, sobre todo, en los pasos de peatones ya que a su dificultad de movimientos se une muchas veces la falta de infraestructuras adecuadas.
Nacemos y vivimos siendo PEATONES, y no renunciamos jamás a esta condición, tengamos la edad que tengamos.
Sabemos que somos los miembros más vulnerables del tráfico. La responsabilidad, el sentido común y nuestros derechos son nuestras herramientas a la hora de circular.
Son muchas las situaciones en las que existe peligro de atropello de peatones. Por ello, es necesario que los conductores tomen medidas de PRECAUCIÓN respecto a los PEATONES, ya sea por ciudad o carretera, para evitar los atropellos. No pensamos que el conductor es siempre el culpable, ya que hay que admitir que existen también muchas conductas imprudentes de los peatones. En todo caso, se trata de seguir algunos consejos para evitar males mayores como, por ejemplo:
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Peatones haciendo uso del móvil. Como conductores, debemos estar especialmente atentos a los peatones que circulan haciendo uso del móvil. En muchas ocasiones éstos cruzan la calle, mientras hablan o escriben un mensaje sin estar atentos a los vehículos que circulan.
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Peatones en verano y sitios de ocio. Durante el verano o fines de semana es donde aprovecha el peatón joven para trasladarse de un lado a otro, de un pueblo a otro o de ruta entre locales y puede que algunos peatones vayan bajo los efectos del alcohol o drogas propiciando con esta situación, que el riesgo de atropello sea mayor.
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Peatones por la acera. No se debe circular con un vehículo muy pegado a la acera, ya que los peatones pueden invadir la calzada de forma involuntaria, al sufrir un resbalón o una caída hacia la calzada, irrumpir en ella con prisas ante un día de lluvia, etcétera, en cuyo caso la posibilidad de atropello es alta. También, tenemos que prever cuando circulemos que sobre todo los niños, por su baja estatura, pueden irrumpir en la calzada sin ser vistos con antelación.





En definitiva, somos peatones cuando vamos a pie y conductores cuando vamos a los mandos de cualquier vehículo y, tanto unos como otros, debemos cumplir las normas de circulación de vehículos y peatones. Si tenemos en cuenta la responsabilidad que conlleva compartir un mismo espacio, entre todos, debemos asumir que en las vías públicas debe haber una actitud de convivencia, comprensión y tolerancia con los más vulnerables, en especial, los niños y mayores como peatones.
